LUBIANCA

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Estoy enamorada de mi…

Soltera a los 30’s. Aparentemente se trata de un pase libre para todo tipo de comentarios condescendientes, ¿será que no me llegó la notificación?

Vivimos en una sociedad donde aún predominan pensamientos y conductas machistas, en la cual hay unos “ideales de vida” de los cuales dependiendo el entorno cultural en el que habitemos pueden ser más o menos marcados. Sin embargo, en todos los casos cuando te sales del libreto no hay manera de que pases desapercibido. 

No sé si te ha llegado a pasar, pero a veces pareciera que al “no encajar” una pieza es como si abriéramos las puertas al juzgado, se inicia un debate para encontrar qué anda mal ahí y comencemos a buscar entre la culpa. Y acaso nos hemos detenido a pensar: ¿había culpa antes de que la comenzaran a señalar?

Durante los últimos años he pasado por diferentes situaciones que han puesto en práctica mi paciencia, mi diplomacia, mi falta de interés para continuar la conversación… e incluso mi empatía.

Aunque la pandemia por el covid-19 puso pausa a muchos encuentros y reuniones, tanto antes como ahora, no falta esa “platica para romper el hielo” cuando me encuentro con alguien a quien tengo tiempo sin ver. Pero me pregunto ¿por qué siempre la pregunta va inclinada hacia si estoy o no en una relación? Y al decir que no salta un “¡¿Pero por qué tan sola?!” 

SOLA. Puedo estar rodeada de montón de personas, desarrollando diferentes tipos de proyectos personales y profesionales, pero aparentemente ante casi cualquier grupo social al no estar en pareja significa que estamos solos.

A ver, tampoco quiero sonar como amargada, y no es que estoy en contra de las relaciones -nada más alejado de la realidad que eso-. Pero me cuestiono cómo es posible que hoy en día en una conversación trivial, que una persona luego de sus 30’s esté soltera sea capaz de eclipsar cualquier otro tema de interés o logro que esta tenga.

¿Acaso ya no tenemos suficientes exigencias autoimpuestas como para también intentar responder a las de otros? O ¿es que somos tan primitivos que solo los temas relacionados al apareamiento son los que nos mantienen interesados en los demás?

Hace poco más de un par de años atrás, terminé con no solo mi relación más larga sino la que pensé sería la última, esa de para toda la vida. ¿Sabes esa relación de ensueño, como salida del guión de una comedia romántica? Pues es exactamente esa la clase de relación que tenía. No entraré en detalles -al menos no ahora- el caso es que fue una relación que incluso su cierre llegó desde el amor y el interés por el bienestar por el otro.

Para mi familia y amigos esto fue abrupto y completamente inesperado, y aunque yo era la que estaba pasando por el proceso más fuerte, entendía, o digamos que trataba de ser empática, cuando buscaban emparejarme para animarme. 

Pero debo ser honesta ¡gracias vino por existir! Sin ti no hubiera podido soportar esas conversaciones.

Para poner un poco de contexto, fue una época en la que yo sentía que flotaba en el vacío; durante mucho tiempo me sentí perdida, más que por terminar esa relación, porque sentí como que mi mundo dependía de ella, al caerse, se cayeron todos mis planes, mis sueños. Me encontré desprovista de todo, pero lo peor es que ni siquiera estaba yo allí. 

Era tan fuerte y tan simple como pararme frente al espejo y no poder reconocer a la persona del reflejo. 

Así que de a poco comencé un camino para encontrarme conmigo misma, aceptarme con mi luz y con mi oscuridad, aprender a valorarme y disfrutar de lo que hago. Comencé por rodearme solo de aquello que me suma y me da paz. Rodearme de alegría, para aprender a disfrutar de nuevo. 

En el camino me di cuenta que tenía amistades que solo drenaban energía, y que no me percaté de ello hasta que no tuve ni un rayito más para dar (en realidad es que no tenía ni para mí, mucho menos para darles) y las comencé a soltar. 

Solté amistades, familiares e incluso ofertas laborales, y me enfoqué solo en lo que si aportaba, en lo que me ayudaba a estar cada vez mejor. Comencé nuevos proyectos, desempolvar ideas, conocí a tres personas increíbles, llegó Dalí a mi vida. Hubo mucha introspección y me encontré con mi esencia, ser más consiente de lo que vivo y siento en cada momento y con ello ser mucho más honesta conmigo misma (y por ende con mi entorno).

Hoy, mi motivación soy yo. Seguir construyendo lo que me hace crecer y brillar. Aunque para algunos pueda parecer lo contrario, no estoy sola, no me siento sola, estoy rodeada de personas maravillosas que me llenan de risas, que me apoyan y creen en mí y en mis locuras. 

Amo lo que hago. Amo mi trabajo. Amo lo que soy. Y eso para mí es más que suficiente. El resto, ya lo seguiremos descubriendo en el camino…